A uno no se le ocurriría pedir una tortilla de solanum tuberosum, porque no sabrían que traernos, pero si pide una tortilla de papas el mozo corre a la cocina y la pide. Si uno habla de canis lupus familiaris quizás no lo entiendan, pero si dicen tiene un perro todos sabran de que hablan por lo menos en el idioma español. En cambio los colombóficos sí usan el nombre científico de las pequeñas aves que crian, las palomas o sea las columba livia. Estos nombres extraños se disponen para que cada ser vivo encaje en una clasificación y sea identificado inequívocamente en cualquier idioma. En el siglo XX recibieron la denominación de naturalistas aquellos científicos dedicados a la investigación y estudio de la naturaleza y el medio ambiente. La investigación de la naturaleza en nuestro país comienza a organizarse a mediados del siglo XIX junto a la contratación de científicos extranjeros. Nombres como Germán Burmeister, Francisco P. Moreno, Juan Bautista Ambrosetti o Florentino Ameghino son figuras míticas. Se crean museos, jardines botánicos y zoológicos. Todo ello llevó a que para agosto 1915 se creara la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales. Más de un año después, el 23 de noviembre de 1916 se realiza la primera renuión nacional y Tucumán es elegida como sede. En aquel año nuestra provincia fue sede de otros encuentros científicos, culturales, deportivos en el marco de los actos por el Centenario de la Independencia.
Las reuniones, que se extendieron una semana, se llevaron a cabo en el salón de actos del Colegio Nacional. Aquí se reunieron figuras de renombre como los científicos Ángel Gallardo, director del Museo de Historia Natural y del congreso; Eduardo Ladislado Holmberg, ex director del Zoológico de Buenos Aires; Martín Doello Jurado, titular de la flamante sociedad y secretario del congreso. Además de reputados profesores universitarios como Ambrosetti, Cristóbal Hickens, Luciano Haumann, Hans Seckt, Tomás Amadeo, Salvador Debenedetti, Juana Dieckman de Kyburg, Franco Pastore, Enrique Hermitte y Ángel Bianchi Lischetti, entre otros. La representación locales fue encabezada por Miguel Lillo.
La evolución
“Es sabido que la primera idea de la teoría de la evolución la tuvo Darwin en las pampas argentinas al comparar mentalmente los gigantescos desdentados fósiles que había desenterrado de la barranca de Monte Hermoso con los peludos y mulitas que encontraba en su camino a caballo desde Bahía Blanca a Buenos Aires”. Esta es una de las ideas expresadas por Gallardo durante su discurso de apertura, Además destacó los aportes realizados por científicos argentinos que con esfuerzo y talento exploraron diversos aspectos de la naturaleza argentina. También habló de la colaboración entre los países americanos en el marco del conflicto mundial que se desarrollaba. Casi como un designio manifestó la necesidad de incorporar en la escuela primaria el “amor por la naturaleza” junto a la curiosidad propia de la edad sin “asustarlo con las dificultades de la nomenclatura y de la clasificación”.
Un reto de Holmberg
“La Naturaleza es santa; la naturaleza es sagrada. Con ella no se juega. Cuando el hombre olvida el respeto que se le debe, ella azota con látigos invisibles, cuyas marcas perduran, No hay una sola imprevisión que ella no castigue”. Con estas palabras de tanta actualidad el prestigioso Holmberg cerraba el congreso. Luego contó sobre la desforestación en el norte de Italia y el Tirol que llevó a invierno más crudos y desastrosas inundaciones al desaparecer el manto superficial que servía para amortiguar las crecientes. Y a continuación se dirigió hacia los habitantes de esta provincia: “Señores tucumanos: vosotros habéis cortado los bosques del Aconquija. ¡Ahí tenéis la sequía! Os llenáis de azúcar y os falta el agua… No olvidemos que, la Naturaleza es la armonía y no abusemos de las fuerzas que ella, no nos ha concedido para violentarla, sino para comprenderla, y el esfuerzo que hacemos en tal sentido, ¿eso es la ciencia humana! ¡esa, nuestra virtud! ¡esa nuestra plegaria!..”. Ante estas duras palabras nuestra crónica resaltaba: “debemos consignar que esta frase, significativa en alto grado, dicha después de la referencia a las talas de bosques de Italia y Tirol y sus consecuencias, fueron improvisadas por el viejo profesor, en un arranque de indignación para continuar seguramente al llegar a este punto de su discurso, el mefitismo maestro de tantas generaciones argentinas, no supo contenerse y ‘la soltó’… como dice él”.
Tras las encendidas palabras de Holmberg, el rector de la Universidad de Tucumán, Juan B. Terán cerró el congreso advirtiendo sobre la importancia de atender a las leyes de la naturaleza. Para destacar que “de la visión y observación de la naturaleza surge la filosofía y el cambio de sus sistemas o de orientaciones”. Para apoyar sus expresiones, Terán destacó que hechos observados “por (Charles) Darwin en su viaje a América del Sud… le sugirieron la teoría de la transformación de las especies, perturbadora de toda la filosofía tradicional”. “Sólo un sentido profundo de la realidad crea la verdad y la belleza o, para decirlo técnicamente, una cultura”, dijo.
SALUDOS BRASILEÑOS
Bruno Alvarez da Silva Lobo, director del Museo Nacional de Brasil entre 1915 y 1923 envió sus saludos a todos su colegas argentinos por la concreción del encuentro y expresó mediante telegrama: “enviando parabens em nome Museu pela inauguraçao reuniao argentina de sciencias naturais, tenho á honra saudar vos, fazendo sinceros votos pela continuaçao, fraternidade espiritual dos nossos paizes”. De igual manera llegaron saludos y apoyos desde Bolivia, Chile, Perú, Uruguay y Paraguay. Además el presidente Hipólito Yrigoyen envió sus saludos y agradecimientos haciendo votos para que la institución crezca. Tras las lecturas se desarrolló el acto que reunió a una multitud en el salón y en los pasillos del colegio.
ÁNGEL JUAN GALLARDO
Fue un ingeniero civil, doctor en ciencias naturales y político nacido en Buenos Aires el 19 de noviembre de 1967. Fue titular del Consejo Nacional de Educación, ministro de Relaciones Exteriores y rector de la Universidad de Buenos Aires. Estudió en el Colegio Nacional y se recibió de ingeniero en 1894. Comenzó su carrera docente en el ámbito de las ciencias naturales. Enseñó botánica e historia natural en el Nacional y zoología en la facultad donde estudió. Presidió la Sociedad Científica Argentina. Gallardo se doctoró en Ciencias Naturales, en 1902 con su trabajo “Interpretación dinámica de la división celular”, y en 1911, debido a la muerte de Florentino Ameghino, fue nombrado Director del Museo Nacional de Historia Natural desempeñó ese cargo hasta 1916. Fue un entusiasta impulsor de las ciencias naturales, mejorando las secciones de Botánica y Paleontología, realizó expediciones de estudio en busca de fósiles y luchó con enorme voluntad por un nuevo edificio. Fue parte de los gobiernos radicales Hipólito Yrigoyen y Marcelo Torcuato de Alvear. Murió el 13 de mayo de 1934.
EDUARDO LADISLAO HOLMBERG
Fue un médico, naturalista y escritor argentino nacido en Buenos Aires el 27 de junio de 1852. Era nieto del Barón de Holmberg que acompañara a Manuel Belgrano en sus campañas. Su padre era un aficionado a la botánica que le heredó la nutrida biblioteca paterna, que lo introdujo en los estudios de la naturaleza. Dominaba el inglés, francés, alemán y castellano, además del latín, fundamental en los estudios científicos. Jamás ejerció como médico. Tempranamente se dedicó a viajar y observar la naturaleza. Sus vivencias en la Patagonia quedaron reflejadas en un libro donde presenta sus descubrimientos e investigación. También viajó por Chaco, al altiplano andino y Cuyo. En 1888 fue nombrado director del zoológico de Buenos Aires. Fue profesor universitario y del profesorado. Publicó varias obras científicas y de formación docente. Y es considerado el creador de la ciencia ficción en el país. Incursionó en la temática de los robots y la crítica social con sus obras. El género policial también lo tiene como fundador. Murió en Buenos Aires el 4 de noviembre de 1937.
MARTíN DOELLO JURADO
Fue un biólogo, paleontólgo y oceanógrafo nacido en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú el 4 de julio de 1894. Estudió el famoso Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, fundado por Urquiza. Fue a Buenos Aires a estudiar derecho por un encuentro fortuito, según algunos biógrafos, Eduardo Holmberg volcó su pasión hacia las ciencias naturales. Aunque no logró un título se destacó en el grupo de estudiantes de zoología de Angel Gallardo. Otro hito en su carrera fue su trabajo junto a los hermanos Ameghino y Holmberg, lo que lo convirtió en parte de la generación de naturalistas argentinos que caracterizaron estas ciencias a fines del siglo XIX. De amplios saberes y diversos tópicos de su especialidad, fue un gran defensor del patrimonio cultural argentino y sostenía que “quien no conozca el suelo de su país no se puede considerar dueño del mismo”. Algunos señalan que fue el impulsor de la idea que el ceibo sea declarado flor nacional en 1942. Ejerció la dirección del Museo de Ciencias Naturales en 1923, cargo que dejó en 1946 tras 23 años. Muere el 9 de octubre de 1948.
MIGUEL IGNACIO LILLO
Fue un científico autodidacta, nacido en Tucumán el 26 de julio de 1862. Se dedicó apasionadamente a estudiar la naturaleza. Fue un naturalista sagaz y observador en extremo; profundamente erudito y dotado de una extraordinaria vocación científica. Especializado en botánica, fue sin embargo buen escritor al dedicarse a otras ramas de la ciencia, en particular la química y la zoología. En 1905 publicó “Fauna Tucumana, Aves” haciendo conocer sus descubrimientos de nuevas especies. En 1914 la Universidad de La Plata le otorgó el título de Doctor Honoris Causa; tras enseñar química y física en el Colegio Nacional y en la Escuela Normal, el mismo año dio cátedra en la Universidad de Tucumán. En 1918 se retiró del ejercicio de la docencia, si bien mantuvo el cargo honorario de director del Museo de Historia Natural de la Universidad de Tucumán. Donó todos sus bienes, su gran propiedad, una buena suma de dinero, su biblioteca y su colección zoológica y herbario con más de 20.000 ejemplares, que constituyeron el germen de la Fundación que lleva su nombre. Murió el 4 de mayo de 1931.